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viernes, 6 de mayo de 2016

TEXTOS COMPLETOS DE LOS RELATOS GANADORES DEL CONCURSO DE RELATOS LITERARIOS 2016 (CONTINUACIÓN)


     ALBERTO ROMERO FERNÁNDEZ, de 2ºD escribió este relato:

     "No te lo vas a creer, pero me he encontrado a Don Quijote en la Plazoleta Balbuena. Fue ayer por la tarde, sobre las siete. El sol brillaba con fuerza sobre los árboles que cubren la plaza, por lo que sé que lo que vi era real, o más bien, cierto. Aquel señor vestía ropas que solo podían estar sacadas de un libro de historia y su manera de hablar era semejante a la que se usa en los cánticos y leyendas que cuentan nuestros mayores.
     Aquí, en Valdepeñas, según ese buen señor, es donde su locura comenzó. Alonso Quijano, que así se llamaba, me tomó de la mano y, en un abrir y cerrar de ojos, me empezó a mostrar la belleza de los campos de La Mancha, de la cual él se enamoró años atrás. Me descubrió que su corcel Rocinante era simplemente una invención y que su fiel amigo Sancho y su asno no eran más que palabras formadas sobre un folio en blanco.
     Según avanzábamos, podíamos apreciar que sobre lomas y colinas, los pastores con sus ovejas caminaban sobre los verdes pastos de primavera y por la tierra todavía se apreciaba el rastro de los rebaños trashumantes que, meses atrás, cruzaron estas tierras para dirigirse a otras con más recursos.
     Quijano me hizo guardar silencio durante unos minutos y escuché a los pájaros trinar, a los peces chapotear en el agua del riachuelo, a las ovejas balar al apartarse de su rebaño, el rebuzno del asno haciendo girar la noria y a los hombres y mujeres que, tras un duro día de trabajo en sus huertos, volvían cansados a sus casas donde sus familias los esperaban.
     Nuestro paseo continuó cruzando los extensos campos de vid, cuya uva iba tomando forma para la llegada del verano. Don Quijote, tras chasquear los dedos, me condujo hacia hermosos parajes de montaña toledanos por los cuales él había forjado su leyenda. Desde lejos me mostró la grandiosidad del castillo de la bella Consuegra y las peregrinaciones hacia el Cristo de Urda. Me llevó hacia Cuenca y Guadalajara y el Cabriel me hizo observar.
     Durante esa tarde, me enseñó la belleza de La Mancha, pero puedes creértelo..., o no."


LOS NIÑOS LEEN, LOS NIÑOS ESCRIBEN.

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contribuyentes Raquel García Blanco

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